El primogénito, Manuel Sánchez y su esposa fueron los fundadores, años de duro trabajo y grandes ilusiones, convirtiéndose en el punto de parada de viajantes y viajeros. Con la  llegada de la guerra civil, y con los sinsentidos que durante esta época ocurrieron en este país, matan a Manuel Sánchez y queman la fonda. Tras la guerra y con un país que levantar, es su hermano Ricardo Sánchez junto al apoyo de su esposa y familia, quien asume el  esfuerzo y sacrificio de la reconstrucción y ponen en pie de nuevo la Fonda. Durante esta etapa, la Fonda va creciendo en cuanto a tamaño y a prestigio en Ainsa y Comarca, convirtiéndose en parada obligada, punto de encuentro, reunión y celebraciones, gracias al saber estar, la cordialidad  y el trato familiar y cercano de la familia Sánchez.